ANTÓN: ¿Por qué voy al Hogar de Niños?

Nunca había pensado que iría a un Hogar, pero cuando las hermanas me invitaron me pareció interesante ver cómo los niños juegan allí, qué tipo de alegría reciben de los adultos. Cuando fui por primera vez me produjo tristeza y no sabía que podía hacer por los niños, si podía alegrarles o qué les podía enseñar.  Me imaginé en su lugar, qué me faltaría y en seguida comprendía que sería el buen ánimo, el cuidado por parte de los adultos y amor.

 

El amor hace milagros y puede desplegar los talentos y los niños, en un futuro, podrán transmitirlo a la cultura del país, enseñar a otros niños a orar, confiar en Dios, saber quién es Él, qué les da, cómo nos ama. Me acordé de las palabras que nunca olvidaré: “Nunca pongas el duda los milagros” Para mi es un milagro encontrarme aquí, ser yo mismo con los niños, transmitirles buen ánimo, o lo que les puedo enseñar. Su sonrisa me da alegría, me hace feliz, me abre una nueva puerta en la vida.

 

Después de esto tuve el deseo de ser misionero, ayudar no sólo a los niños del Hogar, sino a los adultos en el mundo. “ Se la razón de que alguien hoy sonría” comenzaron a ser mis palabras preferidas. La sonrisa para mi es el cincuenta por ciento del éxito y el otro ciencuenta es Dios.

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